'si estás aquí, será por algo'

¿Cómo colgarse la Mochila?

Ya se ha comentado, en otras entradas del blog, la importancia de elegir una mochila adecuada, de limitar al máximo el peso a transportar en ella, de saber distribuir adecuadamente el peso, el equipaje que debemos introducir, etc…

Hoy quiero señalar algo igualmente importante y que puede ayudarnos a prevenir y evitar lesiones, dolores de espalda y demás contratiempos durante y después de realizar el Camino. Se trata de algo que para los que no andamos por la montaña todo el día, con la mochila a la espalda, puede resultar un gran misterio. Me refiero a ¿cómo debemos colocarnos la mochila?

Parto de la hipótesis de que disponemos de una mochila adecuada, anatómica y con suficientes enganches y ajustes para personalizarla según nuestras necesidades, es decir con apoyo en la cintura y altura de las asas regulables. Supuesto lo anterior esta es una de las cosas más importentes que no conviene olvidar: el peso de la mochila se carga sobre la cadera y nunca sobre los hombros.

Contrariamente a lo que pueda pensarse en principio las asas de la mochila (las cintas que van por encima de los hombros) no sirven para otra cosa que para evitar que la mochila se caiga hacia atrás.

Así pues, una vez que tenemos nuestra mochila con todo nuestro equipaje dentro procederemos a aflojar todas las cintas y correas que más tarde nos permitan ajustarla a nosotros. Hecho lo anterior nos la pondremos apoyando únicamente el soporte de la cintura en la cadera de la manera que nos sujetaría los riñones una faja o refuerzo lumbar. Por último ajustaremos la altura de las asas para garantizar que el peso apoye en la cadera y no en los hombros (es decir que queden algo holgadas) tras lo cual cerraremos el enganche que une ambas asas sobre nuestro pecho con lo que habremos terminado la maniobra correcta a la hora de colocarnos nuestra mochila.

Como ya se comentó en entradas anteriores, y a modo de recordatorio, cabe comentar que no debemos superar un peso entre mochila y carga superior al 10% del de nuestro propio cuerpo y que, para situar correctamente el centro de gravedad de la carga, conviene situar los objetos más pesados al fondo de la mochila y lo más pegados a nuestra espalda que sea posible, para que dicho centro de gravedad quede lo más cercano al nuestro y que así tanto nuestra espalda como nuestras pieernas sufran lo menos posible ante este cambio de pesos respecto a nuestro día a día.

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