'si estás aquí, será por algo'

¿Y durante el camino, qué?

Hasta ahora he hecho bastante hincapié en aspectos relativos a la planificación de las etapas, el entrenamiento previo a afrontar el camino y demás aspectos relativos a los preparativos. Pero una vez estemos en acción, ya en el camino, ¿qué consideraciones conviene tener en cuenta?

Lo primero y fundamental es seguir las flechas y conchas amarillas que señalizan la ruta de manera profusa (más adelante en otra entrada trataré con mayor detalle este aspecto básico).
Después, hay que aprovechar al máximo el camino. Visitar lugares y disfrutar vistas y paisajes, conocer gente, reflexionar, … todas éstas y otras muchas más cosas nos aguardan durante el recorrido y las distintas etapas. Para maximizar el disfrute hay una clave, mantener siempre el buen humor.

La jornada se puede distribuir como mejor convenga (intentando no perder demasiado de vista la planificación de etapas previa, aunque de manera flexible), pero en verano se recomienda levantarse relativamente pronto y no andar al mediodía, para evitar el sol y el fuerte calor. Otras  indicaciones adicionales pueden ser:

  • Hacer estiramientos antes de salir (también es algo que queda pendiente de detallar en una entrada del blog posterior).
  • No conviene ducharse por la mañana. Si resultara realmente necesario, se debe evitar el agua caliente, ya que predispone la piel para rozaduras o ampollas.
  • Si se opta por caminar en grupo, el que manda es el que va más despacio.
  • En cuanto a la alimentación, no conviene hacer comidas copiosas, es mejor comer regularmente cantidades moderadas. Es conveniente tomar más azúcar del normal, en forma de dulces o miel, fruta y frutos secos, como nuez, cacahuetes o pasas y barritas energéticas o sales minerales. Siempre hay que llevar un poco de alimento encima, pero no es necesario cargar con la comida de todo el día. No está de más llevar un par de sobres de azúcar a mano. Parar cada hora u hora y media y beber y comer un poco nos hará más llevadera la caminata. No obstante, no conviene realizar grandes paradas.
  • En el camino, ya se ha comentado la disposición de flechas amarillas para orientar a los peregrinos. Toda la ruta está marcada con ellas, más o menos. Y si no hay flecha, siempre se podrá seguir la lógica u otras marcas que hayan dejado otros peregrinos. Infórmarse y preguntar nunca sobra. No es mala idea tampoco preguntar al hospitalero o a los lugareños sobre cómo se presenta la etapa del día siguiente.
  • Hay que ser civilizado y respetuoso con el entorno. No hay que tirar ni basuras ni colillas.
  • Hay que dosificar convenientemente el esfuerzo. Normalmente, no se hacen días de descanso. Se debe reducir la jornada cuando se esté agotado; no hay que obsesionarse por los kilómetros y el esquema prefijado.
  • El sol será nuestro peor enemigo en verano. No se debe olvidar la gorra o sombrero y la crema protectora. Por supuesto hay que evitar a toda costa andar a mediodía.
  • No hay que desanimarse si se hacen kilómetros de más porque nos perdamos o tengamos problemas en algún tramo. Doscientos metros de camino embarrado pueden costar más que dos kilómetros de carretera. Lo que importa es seguir a tu ritmo.

Deja un comentario