'si estás aquí, será por algo'

Consejos

La Alimentación durante El Camino

Un aspecto muy importante y que todavía no se había citado en el blog es el tema de la alimentación durante las etapas del Camino de Santiago. Sin duda alguna la gastronomñia es otro de los alicientes que podemos encontrar en la ruta jacobea, pero en nuestro papel de peregrinos debemos cuidar la alimentación, fundamentalmente durante el trascurso de las etapas, para que no nos suponga un obstáculo en el normal desempeño de las mismas. Convendrá en general comer, pequeñas cantidades en numerosas ocasiones durante el caminar, así como hidratarse y beber frecuentemente (especialmente en verano que es la época que hemos elegido). Una vez finalizada la etapa del día sí que podemos comer de forma algo más copiosa para reponer fuerzas.

En líneas generales estos son algunos consejos que debemos seguir:

  • Es fundamental dedicar tiempo suficiente a disfrutar de un desayuno completo que incluya lácteos, cereales (cereales en copos, pan, tostadas, pan de molde…), fruta o zumo y complementos (mantequilla o margarina, queso, fiambres, mermelada, miel, azúcar, etc).
  • Puesto que cada etapa se tarda en realizar una media de 6 horas, conviene que cada 60 ó 90 minutos nos tomemos un breve descanso para beber e ingerir algo sólido que contenga hidratos de carbono, lo que nos permitirá mantener mejor el ritmo de ejercicio, y sobre todo por dos razones fundamentales: evitar la pájara y la deshidratación.
  • Durante el ejercicio continuado, el agua es tan importante como los hidratos de carbono, sobre todo en días de mucho calor y humedad. Es un error relativamente generalizado no beber agua ni antes ni durante el ejercicio, así como esperar a tener sed o hambre para comenzar a beber agua y tomar alimentos.
  • Caminar con el estómago lleno no es saludable. La comida más importante del día hay que hacerla al final de la etapa y, si la jornada se alarga y es necesario comer de mesa durante la marcha, conviene optar por un bocadillo o un plato ligero de pasta o verdura.
  • Asimismo resulta fundamental la rehidratación una vez concluida la etapa, incluyendo agua e hidratos de carbono; y si la transpiración (sudor) ha sido importante será preciso, además de hidratar, reponer los electrolitos perdidos.

Durante el Camino, hay que cuidarse…

El Camino de Santiago no es un cómodo paseo a media tarde para estirar un poco las piernas. Si bien es cierto que es asequible para casi cualquier persona, sin atender a género, edad u otras consideraciones generales; también es verdad que será una experiencia mucho más placentera, y evitaremos problemas mayores, si realizamos una preparación previa antes de emprender el Camino, habiendo acostumbrado nuestro cuerpo con anterioridad al esfuerzo, al equipo, a la carga y demás. Esto minimizará en gran medida el riesgo de aparición de lesiones sobre la marcha, aunque no lo anulará por completo. A pesar de todo pueden aparecer diversos problemas más o menos leves de salud durante nuestro trayecto y es conveniente saber, por un lado qué nos podemos encontrar, y por otro cómo abordarlos.

Estos son, de manera escueta, los problemas y soluciones más frecuentes, además de algunos consejos para evitarlos:

  • Agujetas y contracturas musculares: Debemos darle descanso a la zona afectada y reponer líquidos. En caso de que el dolor sea muy intenso podemos tomar paracetamol. Podemos evitarlas calentando antes de empezar a caminar y siguiendo nuestro propio ritmo, sin forzarnos.

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  • Ampollas y rozaduras: Se pueden evitar utilizando calzado cómodo y transpirable, que no sea nuevo (como antes hemos indicado). Debemos lavarlas con agua fría limpia, y si son grandes, debemos pincharlas con una aguja antes esterilizada y no sacarle nunca la piel.

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  • Deshidratación: Cuando nos encontramos más cansados de lo normal, con malestar, sequedad…debemos tener cuidado, ya que si se asocia a fiebre y diarrea puede ser grave. Si evitamos caminar en las horas más calurosas del día y bebemos abundante agua. Se recomienda reposo inmediato, y en caso de pérdida de conciencia o confusión mental, debemos acudir inmediatamente al centro de salud más cercano.

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  • Esguinces, tendinitis: El reposo es imprescindible y ponerle frío local ayudará a bajar el hinchazón. Es recomendable un analgésico-antiinflamatorio para aliviar el dolor. Acudiremos al médico en caso de que no mejore con el reposo.

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  • Quemaduras solares: Podremos evitarlas usando sombrero, gafas de sol y protector solar con factor 20 o superior, pero en caso de haberse producido es importante lavar la zona con agua fría, pero sin frotar, y aplicarle abundante crema hidratante. Podemos tomar un analgésico en caso de dolor intenso. Solicitaremos asistencia sanitaria si hay ampollas de gran tamaño o la zona afectada es amplia.

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  • Picaduras de insectos: Lavaremos la zona sin frotarla y aplicaremos crema antipruriginosa. Es importante llevar siempre repelente de insectos y evitar perfumes que los atraigan.

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  • Gastroenteritis: Sus síntomas suelen ser náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea. A veces fiebre y malestar general. Se podría prevenir bebiendo agua potable o envasada, lavando bien las frutas y verduras, así como sus manos antes de comer, y teniendo cuidado de no ingerir alimentos que se degraden en temperatura ambiente. Será necesario el reposo general, y también el digestivo (no comer nada durante 24-30 horas). Iremos reintroduciendo sólidos paulatinamente (evitando los lácteos hasta la curación) y es también importante la rehidratación (solución comercial 2-3 litros cada 24 horas). Se debe acudir al centro de salud en caso de vómitos incontrolables o de que no haya mejora.

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  • Hongos: Para evitarlos es importante usar siempre las sandalias de goma en la ducha y secar bien los pies. En caso de contagio extremaremos la higiene personal.

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A pesar de lo anterior, conviene no asustarse, no es para tanto. La información y la previsión, así como una adecuada preparación nos evitarán todas estas complicaciones. En alguna entrada posterior haré hincapié en alguno de estos aspectos por separado, incluyendo algún consejo más o profundizando en sus soluciones. Por ser quizá la lesión más frecuente, hablaré en profundidad al menos de la cuestión de las ampollas, cómo tratarlas y curarlas, amen de su prevención.


Dice el Refran…

«Camina como un viejo y, llegarás como un joven»

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Anciano Caminando
«Sin Límites»

Este sencillo refrán resume perfectamente la actitud que debemos tener a la hora de afrontar el camino, sobre todo en las primeras etapas, en las que de nada sirve aumentar el ritmo o las distancias a realizar por el simple hecho de que aún estamos «frescos». Es un gran error de principiante hacerlo y la causa de muchas lesiones como las temidas tendinitis, que pueden arruinar nuestro camino nada más empezarlo.

Es importante calentar al principio de las etapas y realizar algunos estiramientos al concluírlas. Esto, unido a la máxima que dicta el refrán y a saber encontrar nuestro ritmo mientras caminamos, nos garantizará en gran medida llegar a Santiago de Compostela en buenas condiciones, ¿quién sabe si tal vez algo más «jóvenes»?.


¿Cómo colgarse la Mochila?

Ya se ha comentado, en otras entradas del blog, la importancia de elegir una mochila adecuada, de limitar al máximo el peso a transportar en ella, de saber distribuir adecuadamente el peso, el equipaje que debemos introducir, etc…

Hoy quiero señalar algo igualmente importante y que puede ayudarnos a prevenir y evitar lesiones, dolores de espalda y demás contratiempos durante y después de realizar el Camino. Se trata de algo que para los que no andamos por la montaña todo el día, con la mochila a la espalda, puede resultar un gran misterio. Me refiero a ¿cómo debemos colocarnos la mochila?

Parto de la hipótesis de que disponemos de una mochila adecuada, anatómica y con suficientes enganches y ajustes para personalizarla según nuestras necesidades, es decir con apoyo en la cintura y altura de las asas regulables. Supuesto lo anterior esta es una de las cosas más importentes que no conviene olvidar: el peso de la mochila se carga sobre la cadera y nunca sobre los hombros.

Contrariamente a lo que pueda pensarse en principio las asas de la mochila (las cintas que van por encima de los hombros) no sirven para otra cosa que para evitar que la mochila se caiga hacia atrás.

Así pues, una vez que tenemos nuestra mochila con todo nuestro equipaje dentro procederemos a aflojar todas las cintas y correas que más tarde nos permitan ajustarla a nosotros. Hecho lo anterior nos la pondremos apoyando únicamente el soporte de la cintura en la cadera de la manera que nos sujetaría los riñones una faja o refuerzo lumbar. Por último ajustaremos la altura de las asas para garantizar que el peso apoye en la cadera y no en los hombros (es decir que queden algo holgadas) tras lo cual cerraremos el enganche que une ambas asas sobre nuestro pecho con lo que habremos terminado la maniobra correcta a la hora de colocarnos nuestra mochila.

Como ya se comentó en entradas anteriores, y a modo de recordatorio, cabe comentar que no debemos superar un peso entre mochila y carga superior al 10% del de nuestro propio cuerpo y que, para situar correctamente el centro de gravedad de la carga, conviene situar los objetos más pesados al fondo de la mochila y lo más pegados a nuestra espalda que sea posible, para que dicho centro de gravedad quede lo más cercano al nuestro y que así tanto nuestra espalda como nuestras pieernas sufran lo menos posible ante este cambio de pesos respecto a nuestro día a día.


Estiramientos

Antes y después de realizar cada una de las etapas es recomendable realizar unos simples estiramientos que nos ayuden a realizar y asimilar mejor el esfuerzo.

Gracias a ellos, nuestros músculos se mantendrán flexibles y preparados para el esfuerzo, y una vez concluido éste, reducirán la rigidez muscular, facilitando el riego sanguíneo y preparando el cuerpo para un mejor descanso.

La intensidad del estiramiento no debe ser brusca, ni elevada, debemos mantenerlos entre 20 y 35 segundos. El número de estiramientos por músculo suele oscilar entre cuatro y cinco.

Durante un descanso en el recorrido, también podremos realizar ejercicios de estiramiento para favorecer la relajación de los músculos y facilitar así su recuperación.

Realizando estiramientos prevendremos lesiones comunes como los tirones musculares, torceduras etc.

Los estiramientos hay que hacerlos lentamente, sin tirones ni rebotes, y forzando de manera progresiva, debemos comprobar cómo nos tira, pero sin llegar a tener la sensación de dolor.

Si forzamos demasiado en un estiramiento, el efecto es el contrario, el músculo se contrae y podríamos conseguir una lesión.

A continuación puede verse una tabla con algunos ejercicios de estiramiento recomendados para las piernas.

Tabla de Estiramientos
Posibles ejercicios de Estiramiento (pulsar para ver ampliada la tabla)

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Después de una jornada caminando, como ejercicio básico de relajación, también podremos colocarnos tumbados en el suelo, elevaremos las piernas y las apoyaremos en la pared o cualquier otra superficie vertical. Esto resulta ideal para descansar las piernas y relajar los pies cansados, pudiéndo adoptarse esta postura dos o tres veces al día, como mínimo 5 minutos por sesión.

Relajación
Postura de relajación básica

¿Y durante el camino, qué?

Hasta ahora he hecho bastante hincapié en aspectos relativos a la planificación de las etapas, el entrenamiento previo a afrontar el camino y demás aspectos relativos a los preparativos. Pero una vez estemos en acción, ya en el camino, ¿qué consideraciones conviene tener en cuenta?

Lo primero y fundamental es seguir las flechas y conchas amarillas que señalizan la ruta de manera profusa (más adelante en otra entrada trataré con mayor detalle este aspecto básico).
Después, hay que aprovechar al máximo el camino. Visitar lugares y disfrutar vistas y paisajes, conocer gente, reflexionar, … todas éstas y otras muchas más cosas nos aguardan durante el recorrido y las distintas etapas. Para maximizar el disfrute hay una clave, mantener siempre el buen humor.

La jornada se puede distribuir como mejor convenga (intentando no perder demasiado de vista la planificación de etapas previa, aunque de manera flexible), pero en verano se recomienda levantarse relativamente pronto y no andar al mediodía, para evitar el sol y el fuerte calor. Otras  indicaciones adicionales pueden ser:

  • Hacer estiramientos antes de salir (también es algo que queda pendiente de detallar en una entrada del blog posterior).
  • No conviene ducharse por la mañana. Si resultara realmente necesario, se debe evitar el agua caliente, ya que predispone la piel para rozaduras o ampollas.
  • Si se opta por caminar en grupo, el que manda es el que va más despacio.
  • En cuanto a la alimentación, no conviene hacer comidas copiosas, es mejor comer regularmente cantidades moderadas. Es conveniente tomar más azúcar del normal, en forma de dulces o miel, fruta y frutos secos, como nuez, cacahuetes o pasas y barritas energéticas o sales minerales. Siempre hay que llevar un poco de alimento encima, pero no es necesario cargar con la comida de todo el día. No está de más llevar un par de sobres de azúcar a mano. Parar cada hora u hora y media y beber y comer un poco nos hará más llevadera la caminata. No obstante, no conviene realizar grandes paradas.
  • En el camino, ya se ha comentado la disposición de flechas amarillas para orientar a los peregrinos. Toda la ruta está marcada con ellas, más o menos. Y si no hay flecha, siempre se podrá seguir la lógica u otras marcas que hayan dejado otros peregrinos. Infórmarse y preguntar nunca sobra. No es mala idea tampoco preguntar al hospitalero o a los lugareños sobre cómo se presenta la etapa del día siguiente.
  • Hay que ser civilizado y respetuoso con el entorno. No hay que tirar ni basuras ni colillas.
  • Hay que dosificar convenientemente el esfuerzo. Normalmente, no se hacen días de descanso. Se debe reducir la jornada cuando se esté agotado; no hay que obsesionarse por los kilómetros y el esquema prefijado.
  • El sol será nuestro peor enemigo en verano. No se debe olvidar la gorra o sombrero y la crema protectora. Por supuesto hay que evitar a toda costa andar a mediodía.
  • No hay que desanimarse si se hacen kilómetros de más porque nos perdamos o tengamos problemas en algún tramo. Doscientos metros de camino embarrado pueden costar más que dos kilómetros de carretera. Lo que importa es seguir a tu ritmo.

Cuidado con los Chinches

No hay que alarmarse pero hay que advertirlo: en el Camino de Santiago hay chinches. Como en todo lugar de aglomeraciones continuas y a veces poco higiénicas, los chinches llegaron hacia el 2005 al Camino de Santiago (al Camino Francés desde antes de Roncesvalles hasta Santiago, de momento y de manera puntual en el Camino Portugués desde 2010) y, por mucho que se afirme, parece ser que no se ha conseguido extinguir la plaga. Sobreviven mucho tiempo sin comer, se puede fumigar un albergue pero al día siguiente pueden llegar chinches en las mochilas de los peregrinos… y así es casi imposible erradicarlos.

De momento, hasta el pasado año 2010 ha continuado habiendo chinches. Por suerte, afectan a muy, muy pocos peregrinos, aunque nadie está libre de sufrir las picaduras.

No está de más el echar una mirada vigilante en los albergues y avisar de cualquier atisbo de plaga al hospitalero o al encargado. El 90% de los chinches se encuentran en albergues poco higiénicos y alrededor de las camas y colchones. No hay que olvidar tampoco que la higiene personal es fundamental, duchándose y lavando la ropa al final de cada etapa tendremos mucho ganado a este respecto. Las secadoras de los albergues, que superan los 60 grados, no son mala ayuda contra los chinches tampoco.

En cualquier caso, como he dicho al principio de esta entrada, no hay que alarmarse pero tampoco hay que ignorar esta eventualidad y conviene mantenernos al menos atentos a ella, cuidando nuestra higiene como lo haríamos en nuestra propia casa.


Nuestro Equipaje

Una vez que tenemos la mochila adecuada, surge la pregunta de qué es lo que debemos llevar en ella.

Vuelvo a recordar que aligerar el peso que vamos a transportar es fundamental y que hay que evitar llevar nada superfluo. Ya comenté, al hablar de la mochila, que lo ideal es que cargada no supere nunca el 10% de nuestro peso propio y que lo idóneo es que, en cualquier caso, no sobrepase los 4 ó 5 Kgs. Hay que tener en cuenta también que, a lo largo del camino, nos vamos a encontrar con diversos comercios en las poblaciones que atravesaremos, en donde podemos ir adquiriendo ciertas cosas según las vayamos necesitando y por tanto no es necesario hacer acopio de ninguna mercancia. No vamos de acampada.

A título orientativo, se podría resumir a grandes rasgos nuestro equipaje en los siguientes epígrafes:

ROPA:

(ojo, en previsión de hacer el camino la segunda quincena de agosto, en épocas más frías habría que hacer ligeras modificaciones):

Cabe comentar aquí que una de las cosas que haremos al llegar a los albergues al final de cada etapa será lavar la ropa que hemos usado y tenderla para tenerla seca al día siguiente, por lo que con dos o tres mudas como mucho será suficiente y así conseguiremos aligerar bastante tanto el peso como el espacio ocupado por la ropa en la mochila. Ojo, la ropa que se use cada día hay que lavarla al final de la etapa, incluso aunque no se encuentre sucia estará sudada y puede ser fuente de gérmenes o incluso suponer la atracción a la mochila de chinces y otras plagas nada deseables.

  • 2 Camisetas de manga corta de Algodón o mejor aún de algún tejido técnico que evacúe el sudor (además de que secará más rápido cuando las lavemos), opcionalmente puede añadirse una de manga larga por si refresca algún día o una tercera de manga corta por si surge algún imprevisto, se deteriora una de las que llevamos o algún día no podemos hacer la colada.
  • 2 Pantalones cortos, tipo bermudas o similar. Lo ideal es que uno de ellos sea de tipo desmontable con lo que tendremos un 2 en 1 y la posibilidad de llevarlo como bermudas o bien como pantalón largo en caso de que baje la temperatura.
  • Bañador, que podemos usar al finalizar la etapa, también para ducharnos o incluso para darnos algún chapuzón si surge la oportunidad por el camino. Nos servirá además como un tercer pantalón corto extra ante cualquier eventualidad.
  • 2 ó 3 Mudas de ropa interior.
  • 2 Pares de Calcetines de montaña tipo coolmax o similares (transpirables), SIN COSTURAS para evitar rozaduras. Un tercer par, de nuevo, puede sacarnos de algún aprieto si por el camino se nos moja el par que llevamos puesto y no tenemos un segundo par seco aún.
  • Forro polar o bien un cortavientos, por si en algún momento hemos de abrigarnos algo más (por ejemplo al amanecer si comenzamos las etapas bien temprano).
  • Impermeable para la lluvia. Lo ideal es uno tipo poncho que además cubra la mochila y sea fácil de poner y quitar sin tener que realizar muchas maniobras. Si además es de un color vivo, mejor que mejor, pues facilitará que seamos visibles por ejemplo en un tramo junto a la carretera.

HIGIENE PERSONAL:

  • Pasta y Cepillo de dientes.
  • Maquinilla de Afeitar (los hombres).
  • Compresas y/o tampones (las mujeres)
  • Desodorante.
  • Papel higiénico, con medio rollo es suficiente porque nunca se sabe cuando se puede necesitar, jejeje…
  • Peine, quien lo necesite, jijiji…
  • Cortauñas.
  • Toalla de baño mediana, lo ideal son las sintéticas de gimnasio que no pesan, apenas ocupan lugar y secan rápido.
  • Gel y Champú en sobres individuales del estilo de las amenities de los hoteles para ir desechándolos según se van utilizando.

Todo esto lo llevaremos en un neceser independiente, para prevenir fugas de líquidos y que se nos ensucien o mojen el resto de prendas y objetos que llevemos en la mochila.

Además, a parte, llevaremos unas chanclas de ducha que, además de protegernos ante el posible contagio de hongos al ducharnos, nos servirán para descansar los pies al final de cada jornada.

BOTIQUÍN:

  • Protector solar con una protección adecuada a cada uno. Caminaremos muchas horas bajo el sol, conviene protegerse de quemaduras y otros problemas.
  • Alcohol (puede ser de romero que además servirá como loción para los dolores musculares).
  • Vendas y esparadrapo.
  • Antiséptico (tipo betadine).
  • Crema antiinflamatoria (tipo voltarem).
  • Barrita de amoniaco para picaduras de insectos (tipo after bite).
  • Vaselina, para evitar rozaduras.
  • Paracetamol.
  • Comprimidos para la diarrea (fortasec o similares).
  • Cacao para los labios.
  • Pinzas para depilar.
  • Tiritas tipo compeed o similares para prevenir la aparición de ampollas en los pies.
  • Aguja e hilo, para curar las ampollas en caso de que éstas finalmente aparezcan. Hay que llevar también un encendedor para esterilizar la aguja.

También existen farmacias en algunas de las localidades por las que pasaremos, e incluso en los albergues disponen de botiquines, pero no está de más llevar este kit de emergencias, eso sí, lo más reducido posible, es decir de todo lo anteriormente indicado no hay que llevar la caja entera, jejeje…

DOCUMENTACIÓN:

Esto es aconsejable llevarlo en una riñonera o similar de la que, por seguridad, intentaremos no separarnos ni siquiera mientras nos duchamos.

  • D.N.I.
  • Credencial del peregrino.
  • Tarjeta sanitaria.
  • Tarjeta de crédito. A lo largo del camino encontraremos cajeros automáticos en muchas poblaciones, aunque no en todas, por lo que no es necesario (ni conveniente) llevar demasiado dinero en efectivo. Se puede preveer un gasto aproximado por día de unos 30-40 €, más o menos. Conviene ser previsor en este aspecto y si no es necesario no llevar en efectivo más del dinero necesario para dos o tres días.

ACCESORIOS VARIOS:

  • Saco de dormir (lo más ligero y reducido posible), para el verano uno de 15º será más que suficiente. Deberá estar siempre protegido, limpio y seco.
  • Esterilla aislante, que nos permitirá dormir en el suelo si es necesario por estar los albergues completos.
  • Funda de almohada.
  • Linterna pequeña, para no molestar en el albergue si tenemos que levantarnos al baño o buscar algo en la mochila. También podría ser una tipo frontal, para la cabeza, que puede servirnos además como iluminación si pretendemos emprender las etapas muy temprano o si por algún imprevisto algún día terminamos una vez haya anochecido (aunque esto debe evitarse por todos los medios).
  • Cantimplora, bolsa tipo camelbag o Bidón, que podremos ir rellenando en fuentes o con botellas por el camino (no es necesaria mucha capacidad, 1 litro supone ya un peso de 1 Kg. en la mochila)
  • Guía del recorrido. Podemos fotocopiarla y así ir deshaciéndonos de las hojas que no nos vayan haciendo falta según recorremos las etapas.
  • Gafas de sol.
  • Tapones para los oídos, para combatir los ronquidos en los albergues si tenemos el sueño ligero.
  • Bolsas de plástico de distintos colores y que no sean ruidosas al arrugarse (para no molestar en el albergue). Nos permitirán tener el equipaje agrupado en la mochila y poder acceder así fácilmente a lo que necesitamos en cada momento sin tener que deshacer la mochila entera, además de mantener los objetos secos. También nos serán útiles para guardar ropa sucia o recoger basura que generemos por el camino hasta poder tirarla en una papelera o contenedor.
  • Jabón para lavar la ropa. Si llevamos detergente, una bolsita, no más de lo imprescindible.
  • Alguna pinza y una cuerda que pueda servirnos para tender la ropa atándola en cualquier lugar si fuera necesario. También es conveniente llevar algunos imperdibles que nos permitirán colgar la ropa de la mochila mientras andamos para que termine de secarse en caso de que no se haya secado el día anterior.
  • Un cuaderno de notas y un bolígrafo por si queremos anotar algo.
  • Cuchara, tenedor y cuchillo, o bien navaja multiusos.
  • Alguna bolsa de basura grande que puede en un momento de emergencia servirnos de impermeable o bien para poder ponerla en el suelo en algún lugar húmedo para evitar así mojarnos.

Se puede llevar una cámara de fotos, lo más compacta y ligera posible.

Aunque durante el caminar diario es mejor desconectarlo para disfrutar por completo del camino, es recomendable llevar un teléfono móvil que nos puede sacar de más de un apuro y con el que estaremos en contacto con familiares y amigos al término de las etapas. Llevaremos también el cargador ya que en los albergues podremos recargarlo. No está de más llevar un «ladrón» para la luz por si los enchufes en el albergue están ocupados.

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Dicho todo esto, recuerdo que a la hora de cargar todo este material en la mochila conviene poner los objetos más pesados en el fondo de la misma y lo más pegados posible a la espalda, intentando repartir el peso de forma simétrica.

Será también conveniente, antes de partir, meter y sacar varias veces de la mochila todo el material para tener la costumbre adquirida de colocar rápidamente las cosas en el mismo lugar y llevar siempre la mochila compensada.

También es conveniente, cuando estemos realizando la preparación física previa a emprender el camino, realizar alguna caminata cargados ya con la mochila y todo lo que pensamos transportar más adelante en ella de forma que nos vayamos acosumbrando al peso y a caminar cargados.

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Además FUERA DE LA MOCHILA llevaremos:

  • Bordón o bien  1 ó 2 Bastones extensibles de trekking, que nos ayudarán a caminar, marcar el ritmo y supondrán un punto de apoyo importante en ascensos y bajadas, aportándonos seguridad y sirviéndonos además como arma disuasoria o quitamiedos ante animales salvajes y/o perros que puedan aparecer por el camino.
  • Sombrero (mejor que una gorra que no nos protege el cuello ni los laterales de la cara), a ser posible de ala ancha puesto que generalmente caminaremos de este a oeste y por tanto nos dará el sol principalmente por el costado izquierdo (uno de paja sería ideal porque además ventila y transpira con facilidad).
  • Concha de peregrino – Vieira – (opcional). Como curiosidad he de comentar que actualmente se está poniendo de moda llevar colgado de la mochila algún muñeco o peluche pequeño (no sé muy bien por qué).
  • Silbato (por si necesitamos ayuda en caso de ir solos).

Es recomendable llevar una riñonera o similar, puesto que en ella podemos portar la documentación y objetos de valor (móvil, dinero, tarjetas) de forma que vayamos donde vayamos no nos separemos de ellos incluso aunque nos hayamos quitado la mochila de los hombros para comer o descansar.

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Elegir Mochila

Llegada la hora de empezar a reunir el material que será necesario para acometer el camino, cobra gran importancia la elección de una mochila adecuada. Quizá, depués del calzado, éste es otro elemento al que hay que prestar especial atención.

Hay que tener en cuenta que, independientemente de lo que vayamos a llevar en ella (algo que se recogerá en otra entrada del blog), no es recomendable superar un peso mayor del 10% del peso propio. Por ello una mochila de unos 40 litros de capacidad será más que suficiente y puede que en algún caso incluso algo menor también baste.

Es fundamental intentar reducir al mínimo el peso que vamos a acarrear, por lo que no llevando una mochila con demasiada capacidad evitamos la tentación de cargarla de cosas no necesarias.

La mochila debe ser cómoda, de tipo anatómico (que se pueda regular la altura de la espalda), ligera y acolchada, que permita además, en tiempo caluroso, tener una buena ventilación en la espalda. Conviene que tenga bolsillos laterales y superior independientes para tener fácil acceso a cantimplora, documentación y demás sin tener que deshacer el resto. Debe llevar correas tambien en caderas y pecho para así descargar el peso de los hombros. Por último es recomendable que a ser posible disponga de funda para la lluvia (y si es de un color vivo mejor, para ser visibles bajo la lluvia, por ejemplo en una carretera).

Mochila
Mochila anatómica con sistema de ventilación

Una mochila mal escogida puede ser nuestra cruz, así que conviene probar en la tienda varios modelos hasta dar con aquel que mejor se adapte a nuestras necesidades.

Ojo, como consejo general repito: no se debe llevar más del 10% del peso propio y, en ningún caso, se debe superar los 9 kgs. (siendo lo ideal entorno a 4 kgs.), aunque seamos unos «fortachones», jejeje…

Convendrá, al igual que con el calzado, realizar alguna salida previa, con la mochila que vayamos a llevar al camino, cargada con lo que llevaremos, para así comprobar que su peso es el correcto y no nos va a dar grandes problemas. No está de más pesar la mochila cargada en casa, antes de salir, para comprobar que no nos hemos excedido al cargarla.

A la hora de cargarla conviene distribuir el peso simétricamente, colocando las cosas más pesadas en la parte inferior y pegadas a la espalda.

En otra entrada posterior, detallaré lo que conviene llevar en ella.


La importancia de la preparación física

El Camino de Santiago no es un paseo exento de dificultades. Es cierto que, en principio, es factible para cualquier persona, tanto para aquellos que están acostumbrados a andar como para aquellos que no lo están. De todas formas, el sentido común no debe hacernos perder de vista que el esfuerzo que supone una peregrinación de este tipo requiere de unas condiciones físicas determinadas y que, por lo tanto, es necesaria una buena preparación previa, independientemente del punto desde el cual iniciemos el Camino. Recorrer a pie centenares de kilómetros día tras día no es trivial.

La preparación física es uno de los aspectos más importantes para lograr que la peregrinación sea un éxito. No sólo para tener la satisfacción de haberla podido finalizar, sino también para disfrutarla y, así, conseguir que se convierta, posiblemente, en una de las vivencias más gratificantes de nuestra vida. Una mala preparación, producto de la improvisación, puede obligarnos a abandonar o, lo que todavía es peor, puede convertir cada etapa en un calvario. Sin duda, la mejor manera de prepararnos es andando en condiciones similares con las que nos encontraremos. Por ejemplo, hacer excursiones por alguna zona de montaña que conozcamos bien, con el mismo calzado, indumentaria y mochila con que iniciaremos el Camino. También debemos cargar la mochila con el peso aproximado que pensamos llevar. Será conveniente realizar varias excursiones, a lo largo de las cuales iremos incrementando los kilómetros. Así, además de ponernos en forma, podremos determinar de qué forma reacciona nuestro cuerpo en estas circunstancias, y también si el calzado es el adecuado, si el peso es excesivo, etc.